Aunque tendemos a asociar la hidratación con el verano, es crucial no descuidarla durante el invierno. Mantenerse adecuadamente hidratado es importante en cualquier época del año y puede afectar nuestro rendimiento cognitivo, especialmente en momentos de estudio y exámenes. El agua desempeña un papel fundamental en nuestro organismo, participando en numerosos procesos metabólicos y estructuras corporales.
Su déficit puede afectar negativamente tanto a nuestro rendimiento físico como mental, causando problemas de memoria, coordinación, concentración y dolores de cabeza. Es esencial prestar especial atención a la hidratación en ciertos grupos, como deportistas y estudiantes. Los deportistas, especialmente en ambientes calurosos y secos, tienen mayores necesidades hídricas y una deshidratación leve puede tener consecuencias graves.
En el caso de los estudiantes, la deshidratación puede afectar su rendimiento académico y memoria. El 80% de hidratación, aproximadamente un litro y medio al día, se debe cubrir ingiriendo líquidos, sobre todo, agua, pero también infusiones y zumos. El 20% restante está cubierto por la comida.
En invierno, una buena fuente de agua son las verduras de temporada como las coliflores o los cardos. Aunque contienen menos agua que las ensaladas, son indicadas para elaborar sopas, cremas o un buen caldo. Es importante tener cuidado si se consume sopas o cremas preparadas, ya que a menudo abusan de la sal.
Las bebidas con cafeína, como el café o el té, no tienen un efecto deshidratante por lo que pueden ser también una alternativa en los meses invernales. Sin embargo hay que evitar las bebidas alcohólicas: contribuyen a la deshidratación al estimular la producción de orina y sudor. Asegurarnos de mantener una buena hidratación en invierno nos ayuda a mantener un óptimo funcionamiento tanto físico como mental.