Las fiestas de Navidad y Año Nuevo son momentos de encuentro, celebración y alegría, pero también representan un período de mayor riesgo en las rutas y calles debido al incremento del tránsito y al consumo de alcohol. Por eso, la prevención al conducir se vuelve una responsabilidad compartida que puede marcar la diferencia entre un festejo seguro y una tragedia evitable.
El alcohol afecta los reflejos, la capacidad de reacción y la toma de decisiones, incluso en cantidades que muchas veces se subestiman. Manejar bajo sus efectos aumenta considerablemente las probabilidades de sufrir siniestros viales, poniendo en peligro no solo a quien conduce, sino también a peatones, ciclistas y otros automovilistas.
Durante estas fechas, se recomienda planificar con anticipación el regreso a casa: designar un conductor responsable, utilizar transporte público, taxis o aplicaciones de viaje, y respetar siempre las normas de tránsito. Además, es fundamental el uso del cinturón de seguridad, el respeto de las velocidades máximas y la atención permanente al volante.
Celebrar con responsabilidad es la mejor forma de cuidar a quienes queremos. En estas fiestas, el mensaje es claro y contundente: si tomaste alcohol, no manejes. La prevención al conducir es un acto de compromiso y conciencia que salva vidas.
