
La reconocida leyenda de Santos González y cómo se convirtió en un santo popular luego de su trágica muerte es parte de la historia de Tafí Viejo.
Llegó a la ciudad el 29 de julio de 1916 para trabajar como pelador de caña pero al no encontrar a su empleador se presentó en la finca del señor Calpini quien le dio trabajo y albergue en la casa del capataz. Luego de que contrajera conjuntivitis y haciendo caso omiso de las instrucciones del médico, el capataz y manosanta Cecilio Ruiz, le aplicó un preparado que dejó a Santos ciego. Temiendo ir preso, el capataz junto a los peones José Bruno Quiroga y José Doroteo Astorga lo asesinaron.
El historiador Carlos ‘Titì’ Enrico indica en sus recopilaciones sobre este personaje que alguien le hizo un pedido y fue concedido. “Esto llegó a los oídos de la gente y en calle Maipú se le construyó un santuario donde le pedían por salud, estudios y la mayoría fueron cumplidos. Había una gran cantidad de ofrendas por las gracias concedidas, flores, vestidos de novia, muchos libros y apuntes, así se convirtió en el protector de los estudiantes. Lamentablemente el tiempo y las nuevas generaciones lo fueron borrando”, expresó.
Como sus restos nunca fueron reclamados fue trasladado al cementerio municipal en el cuadro D, fila I, fosa 36 donde una placa sin fechas indica simplemente el nombre de ‘Santos González’.
“Los lunes venia mucha gente con toda la familia. Todos los estudiantes le rezaban, yo también cuando era chico le pedí por mis estudios y me iba bien, entonces iba y le prendía una velita. También le pedían por casamiento. Hace como 40 años trasladaron su santuario y con el paso del tiempo la gente también dejó de venir”, comenta Julián Venzal, vecino de la zona.