
La huella de carbono mide las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la actividad humana. Cada vez que se viaja en auto, se carga un celular o se prende un electrodoméstico, entre otras miles de rutinas, se deja atrás una estela de gases que se acumulan en la atmósfera y sobrecalientan el planeta.
El transporte es responsable de generar alrededor del 15 % de las emisiones totales de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Por ello, ciudades de todo el mundo buscan promover alternativas de transporte que aporten a la construcción de un ambiente más amigable, y a la vez, que aporten al desarrollo sostenible con el uso y la apreciación del espacio público por parte de los ciudadanos.
Entre las principales opciones se encuentran el uso de la bicicleta y la caminata. La bicicleta es un medio de transporte económico, ecológico y saludable, genera beneficios para la salud mental y física. En cuanto a peatones, la caminata es la forma más usada de transporte en las zonas urbanas de todo el mundo.
Otra medida es la implementación de un sistema de estacionamiento medido con arancel que puede tener un impacto positivo en el medio ambiente, la salud y calidad de vida de los vecinos. Al reducir la congestión del tráfico, se puede reducir la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire.