Cada día al ingresar a clases los maestros sienten la exigencia de elegir las mejores y más apropiadas decisiones, el cómo hacer realidad el enseñar a aprender con los conceptos explicados, el cómo inventar nuevas dinámicas ante el reto de una mayor participación e interacción con la comunidad educativa.
Los docentes que son capaces de transformar la vida de sus estudiantes y de lograr que encuentren sentido a lo que aprenden son recordados por siempre. Así sucederá con María Marcela Sánchez de Aparicio, quien próxima a su jubilación celebró su último Día del Maestro en la institución.
La ‘seño’, como la llaman sus alumnos, se desempeña hace 41 años en la Escuela Nº 40 Bernardino Rivadavia en las áreas de Lengua y Ciencias Sociales. En sus planes iniciales figuraba recibirse de abogada, carrera que cursó hasta el 3º año, y que luego decidió cambiar por Magisterio.
“Esta es mi segunda casa y mi hogar, acá vinieron mis abuelos, mis papás, mis tíos, yo amo esta escuela así que me voy con el corazón lleno de felicidad. Por mí también pasaron muchas generaciones y es hora de descansar, aunque lo de maestra no muere nunca, esa es mi labor. Aprendí mucho de los chicos y sigo aprendiendo”, comentó emocionada.